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domingo, 5 de marzo de 2023

EXTREMADURA EN FEMENINO


Actualmente, las diferencias entre hombres y mujeres en la industria musical son abismales, especialmente en el ámbito de la música clásica. Discriminadas, subrepresentadas, con sueldos injustos, las mujeres artistas y compositoras quieren salir de la sombra en la que han estado y a la que han sido sometidas desde siempre. Mujeres de todo el mundo luchan por cambiar el paradigma y las voces se están comenzando a escuchar. 

Ha sido siempre una carrera dominada principalmente por hombres. La ONU destaca que de cada cien compositores, solo dos o tres son mujeres.

“La discriminación, el acoso sexual, la escasez de oportunidades para el progreso profesional, la brecha salarial, la falta de visibilidad, es algo muy común en la industria de la música, y por supuesto, nos enfrentamos a los prejuicios comunes que existen contra las mujeres”, asegura Neeta Ragoowansi, abogada y miembro de la ONG “Women in Music” (Mujeres en la música), una organización que invita específicamente a discutir y solucionar estos desafíos.

En 2018, “Women in Music” reveló una cifra aún más impactante entre las mujeres que trabajan en la música clásica. Solo 76 de los 1445 conciertos ofrecidos el año pasado por grandes orquestas de música clásica incluyeron al menos una pieza compuesta por mujeres. Y de entre todas las obras que se tocaron (más de 3500), sólo el 2,3% fueron hechas por compositoras.

“Si tú dices, bueno, cítame compositores en la música clásica, ¿qué se te viene a la mente? Todo el mundo va a pensar Mozart, Schubert ¿verdad? Es lo primero que te viene a la cabeza, ¿por qué?”, se pregunta Verónica Sabbag, diplomática de la Unión Europea y fundadora de la ONG “United Voices 4 Peace”, que se traduce como voces unidas por la paz.

Verónica recuerda con cierto disgusto aquella vez que escuchó cuando en un programa de radio  pidieron a sus oyentes que llamaran y dieran el nombre de una mujer compositora famosa de música clásica. “La gente no era capaz de citarla. Al nivel de Mozart no se nos ocurre nadie”, dice.

La diplomática no está sola en esta pregunta. Al hacer una búsqueda rápida en línea sobre mujeres compositoras lo que se encuentra principalmente son artículos de ONG´s y museos intentando resaltar el legado de las mujeres que han sido invisibles en la historia de la música.

“Nosotras hemos estado informándonos y, por ejemplo, la hermana de Mozart era una música estupenda, lo que pasa es que no tuvo la oportunidad de vivir de, ni de concentrarse en eso. Cuando tenía que marcharse para las giras, pues no la dejaban. Su padre no la dejaba. Entonces, las oportunidades han sido muy diferentes”, asegura Verónica.

Grandes compositoras como Hildegarda de Bingen (1098-1179), una monja alemana de la edad media, que al ser la primera y única mujer autorizada por su iglesia para predicar, escribió obras musicales completas para su convento, que compartió en numerosas giras religiosas y templos; así como Francesca Caccini (1587-1641), quien habría sido la primera mujer italiana en escribir una ópera que fuera interpretada exitosamente, y aun así se asumió que sus composiciones eran de su padre; y muchas otras, han quedado en el olvido, y poco a poco han sido “desenterradas” por historiadores, investigadores y músicos a través de los años.

La misma Clara Schumman (1819-1896), una de las compositoras alemanas más famosas de la era romántica, desconocía a sus predecesoras, y alguna vez escribió: “Una mujer no debe desear componer, nadie lo ha logrado, ¿por qué yo debería poder?”. La compositora y pianista se hizo famosa en gran parte gracias al apoyo de su esposo, Robert Schumman, también músico y que apostó por su talento, algo que era especialmente fundamental en aquella época.

La mujer en la Historia de la Música ha sido siempre la gran silenciada. Clara Schumann, Fanny Mendelssohn y Alma Mahler son tres de los nombres que, sin duda, marcaron un antes y un después en el interés general para el estudio, investigación e inclusión de la figura femenina en las artes.

No es casual que ellas tres estén relacionadas con grandes compositores de la historia, y tampoco que su desarrollo musical se haya visto limitado —y silenciado— por la sombra de ellos.

 Durante este mes de marzo vamos a poner de manifiesto desde el aula de música a treinta y una mujeres, gracias al #WomenComposersChallenge: 31 audiciones de compositoras, una para cada día de marzo, y recordar que, a pesar de sus cualidades, esfuerzo y trabajo, no tuvieron más opción que vivir silenciadas, o, en el mejor de los casos, a la sombra de sus maridos y hermanos.

Queremos concienciar un año más que el 8M, Día Internacional de la Mujer, no sea solo una fecha a celebrar. Tenemos que seguir dándole visibilidad a la MUJER, y no solo durante ese día.

Siguiendo con nuestra celebración de la Semana Escolar de Extremadura, he creado el proyecto "EXTREMADURA EN FEMENINO", para dar a conocer a una mujer "desconocida", que haya sido importante en nuestra región.

Así pues, durante esta semana vamos a conocer a ANA GARCÍA RUANO, creadora de la gorra de Montehermoso. Vamos a aprender cómo llevó a cabo su creación, y vamos a colorear un dibujo de una chica con dicha gorra, un "icono cool" de @ainhoisima, "Artesanía la Gorra" de Montehermoso.

Ésta es la mía...Y la tuya? A que estás deseando dando color?



¡Vamos a ello!



A principios de siglo XX la gorra formaba parte del atuendo y vestimenta diaria de la mujer montehermoseña. 

Por aquel entonces la principal función de la gorra era la de protegerse del sol y librarse del calor, por lo que tenemos que entender que no llevaban apenas ornamentación, ni figuras decorativas. 

El uso del espejo no tenía esas referencias o valores simbólicos que se le atribuían, era una cuestión más sencilla que venía motivada con el uso que de él hacían las mujeres para acicalarse después de las tareas cotidianas o las faenas del campo. 

Con el paso del tiempo se fueron utilizando gorras más engalanadas solo para los días festivos.

Las mujeres la llevaban puesta cuando iban los martes al mercado de Plasencia, donde vendían los huevos y los productos del campo que recolectaban en los huertos y en las ricas tierras de las vegas del Alagón, además de diversos utensilios artesanales. De la misma manera las usaban cuando se sentaban a coser en la puerta o en las “abrigas” hechas con mantas de tira en las que se resguardaban del viento y del frio, mientras hacían sus labores. También era habitual ver a algunas mujeres con otro tipo de gorra o sombrero con el casquete más bajo y el ala plana en forma de semicírculo, además de utilizar el modelo de sombrero de ala ancha llamado de “cama de liebre”.

Siempre me comentaban algunas personas mayores que a pesar de la vestimenta y la manera tan tradicional de llevarla, la gente de Plasencia tenía en gran estima y trataba con respeto a las mujeres montehermoseñas, ya que eran sabedores de que eran portadoras de un original atuendo, de un pueblo con hondas raíces que ensalzaba lo mejor del tipismo y el folclore tradicional extremeño. 

También es de destacar que a lo largo de la historia Montehermoso ha tenido importantes lazos históricos y comerciales con la ciudad de Plasencia.


Elaboración de la gorra de Montehermoso.

En Montehermoso siempre ha habido grandes gorreras que elaboraban con arte este símbolo de nuestra cultura tradicional. Además de esto, se debe mencionar el toque o estilo que cada una imponía a sus creaciones, eso sí, siempre respetando el modelo original. También es importante indicar que se hacían con el mismo material sombreros de “Cama de Liebre” con el ala plana y redonda y otras gorras en forma de semiesfera con visera delantera, escotadura trasera para el moño, y algún tipo de decoración frontal que se llevaban haciendo incluso antes de la creación de la gorra de Montehermoso. 

Es importante que aprendamos cual es la diferencia entre gorra y sombrero, ya que esto se produce cuando el ala no es completa.



El comienzo de todo el proceso se iniciaba con la siembra del centeno en el mes de septiembre, para después de pasados casi nueve meses realizar la siega con los calores del mes de junio. 

Es entonces cuando disponían de la materia prima de fibra vegetal para la confección de la gorra, pero aún quedaban que dar varios pasos todavía para extraerla.

Dependiendo las últimas lluvias de la primavera la siega venía adelantada o atrasada, aunque casi siempre a mediados de junio ya se habían comenzado las tareas. La siega era uno de las faenas agrícolas más duras y laboriosas que se realizaban durante esta época, tanto por el trabajo que conllevaba, como por estar expuestos a unas duras condiciones climatológicas propias del período estival. En este trabajo hay que recordar que también participaban muchas veces mujeres, entre las que había algunas gorreras.   

Una vez segado, el centeno era llevado a las eras para ser trillado y separar la paja del grano. El siguiente paso era hacer los haces de bálago de centeno y luego escardarlos y clasificar las pajas en manojos de distintos tamaños con los que se hacen cordones de diferentes formas. Las pajas eran escogidas según el grosor: las finas para hacer el cordón, las medianas para realizar “El Picao” y las más gruesas para hacer “La Trenza”. 

A continuación las gorreras introducían los manojos en un cubo o barreño con agua para humedecer (o “amollecer” como aquí decían) las pajas para poder trabajar con ellas y no se rompieran. Para elaborar el molde de la gorra se necesitan al menos de 12 a 14 metros de trenzado de bálago de centeno que necesita realizarse con trenzas hechas con siete pajas. Luego se cosen para dar la forma final de la gorra y se dejan secar durante un tiempo determinado.

El último paso culmina con el engalanado, proceso mediante el cual se le añaden los adornos compuestos por forro de tela o fieltro de colores, botones de nácar, lanas multicolores y lentejuelas. 

Se empiezan a coser las tiras y todos los aderezos que lleva, el sarmiento, el picao, los cordones, corazones, espigas, estrellas, pétalos, flores, claveleras, el forro y las ataderas, que son unas cintas de colores a cada lado de la gorra que sirven para sujetarla. Estos elementos decorativos tienen un gran valor simbólico dentro de la artesanía Montehermoseña, apareciendo en numerosas ocasiones representados. Aunque como vengo diciendo se van añadiendo siempre contando con el tipo de modelo encargado y sus características, ya que la forma de engalanarlas varía dependiendo del uso a que fuera destinada.



Tipos de Gorra de paja de centeno en Montehermoso: La Gorra de espejo.



La gorra de espejo tenía una función ornamental ya que era utilizada por las Montehermoseñas para ir de fiesta, al mercado de Plasencia, y además les servía para acicalarse después de las tareas del campo o cuando iban a por agua a la fuente, a lavar a los laviles de los arroyos del pueblo o en el río Alagón. 

Pero la gorra de espejo ha sido utilizada también tanto por solteras como por casadas. 

A lo largo de los años fue ganando en colorido al ser engalanada por botones y lanas multicolores para tener más belleza, y por supuesto para tener más atractivo a la hora de venderla. 

MARKETING TRADICIONAL. 

El espejo va en la frente de la copa y va engalanado con flecos hechos de lanas de colores que le dan un toque llamativo y original a la gorra.



Gorra de Clavelera

La gorra de Clavelera lleva tres dibujos acabados cada uno en una flor de tres pétalos, sobre un fondo morado, igual que el color del forro. Está adornada con sarmiento alrededor del ala y botones de nácar entre flor y flor. Estos dibujos florales semejantes a un clavel son los que le dan la denominación a esta gorra. La gorra de clavelera tiene un dibujo floral que hace mención a su nombre y era utilizada indistintamente por solteras o casadas.


Gorra de luto

Según contaba siempre Miguel Garrido Dominguez, investigador local en las tertulias que pasábamos juntos en los que me hablaba que si las mujeres estaban de luto en vez de utilizarlas más galanas, se usaban de color negro, tanto solteras, como viudas. Antiguamente el luto era 3 años por padres, 2 por los hermanos, 1 por los abuelos y 6 meses por los primos.

La gorra de luto estaba más extendida entre las mujeres mayores, no solo necesariamente entre las viudas, por lo que era utilizada indistintamente tanto en el ritual del duelo por el familiar fallecido, como por la adaptación o adecuación a la edad de la mujer, de manera que las mujeres entradas en años solían llevar las gorras con colores más oscuros, mientras que las más jóvenes lo hacían con tonos más alegres y llamativos.

Por lo tanto tenemos que aclarar que antiguamente se hacían más gorras pensando en la demanda que hacían de ellas las mujeres para sus tareas cotidianas. 


Para los días de fiesta utilizaban las gorras más galanas, que como pasaba con los trajes, dependía de la situación familiar de cada una para comprárselas con más o menos adornos. Solía pasar que cada gorrera decía que la suya era la que mejor encajaba en el moño. 

ALGO HA TENER EN CUENTA: CON EL TRAJE DE GALA TRADICIONAL DE MONTEHERMOSO NO LLEVABAN LA GORRA, NI TAMPOCO BAILABAN CON ELLA.


La creadora de la Gorra de Montehermoso: Ana García Ruano.




Máxima Hernández García tenía 50 años cuando fue inmortalizada por Ruth Matilda Anderson. Esta legendaria gorrera nació el 8 de enero de 1878, hija de Ana García Ruano (la creadora de la gorra de Montehermoso tal y como la conocemos actualmente) y de Gabriel Hernández González. 

Sus abuelos paternos eran José Hernández y Ana González, y sus abuelos maternos eran Cándido García y María Ruano. Máxima Hernández Garcia se casó con Lucas Garrido Garrido y tuvieron cinco hijos, María, Juana, Isaac, Felipe y Florián. Murió a las 9 horas del 14 de enero de 1942 debido a una bronquitis crónica.

Fue en 1928 cuando le dice a Ruth Matilda Anderson que fue su madre quien creó la gorra siendo joven. Esto puede darnos una pista, ya que en esa época joven era igual a moza, y podía indicarnos que estaba soltera.  

Ana García Ruano nació en 1848, hija de Cándido García y de María Ruano. Se dedicaba en su juventud a elaborar sombreros de paja de centeno, además de trabajar en el campo. 



Su habilidad la llevó a reelaborar un sombrero de ala ancha, deshaciéndolo por completo y adaptándolo graciosamente para adaptarlo al moño que llevaban las montehermoseñas, para lo cual levantó la copa y elevó las alas en forma de visera. 

Esta fue su mejor creación y lo que marcó el inició de la famosa gorra que con tanto salero lucen las montehermoseñas. 

En los últimos años de su vida seguía aun trabajando en la elaboración de las gorras a pesar de haberse quedado ciega debido a su enfermedad, para ello le clasificaban las pajas de centeno y ella se encargaba de hacer la trenza y el cordón. 

Ana García Ruano se casó con Gabriel Hernández González, y tuvieron tres hijas, Máxima, Anastasia, Juana, y un hijo que murió antes que ella, Basilio. 

Ana falleció en Montehermoso el 11 de diciembre de 1927 a la edad de 79 años debido a una anemia cerebral. A partir de estos datos podemos estimar una antigüedad aproximada para la gorra que la vamos a situar en un espacio de tiempo comprendido entre 1865 – 1870, aunque no por eso quiero restarle merito, ya que para mí es un símbolo de nuestro folclore y de nuestras señas de identidad cultural. Por lo tanto nada de falsos mitos y leyendas en torno a la gorra de Montehermoso, ya que es la creación del diseño de una artesana que elaboró este hermoso tocado femenino, deshaciendo por completo un sombrero de ala plana de paja de centeno al cual se levantaron las alas y se subió la copa o casquete para adecuarlo al peinado de las montehermoseñas.

En el libro de Ruth Matilda Anderson. "Spanish Costume Extremadura. New York: Hispanic Society of America" (1951), aparece escrito que Máxima Hernández García le comenta lo siguiente: “Su madre cuando era joven, vio una gorra que había sido traída a Montehermoso desde Villar de Plasencia. Estaba bien, pero algo en la forma le agradó y lo copió, elaboró la forma – inteligentemente, no hay duda – y le añadió los adornos”. 

Pero sin embargo, por lo que he podido averiguar a través de sus descendientes, Máxima Hernández García siempre les contaba que no era una gorra, que era un sombrero redondo de ala plana, y que nada tenía que ver con el modelo actual que conocemos de la gorra, insistía en que únicamente fue una invención de su madre Ana García Ruano, una artesana que ideó un adorno de fantasía para el tocado de la mujer montehermoseña.

  


Toda esta información está extraída del blog Montehermoso cultural, y desde aquí agradecemos al autor, Juan Jesús Sánchez Alcón, la importante divulgación cultural que hace en ella.

Para terminar, vamos a ver y escuchar la jota de Montehermoso "El pollu".

También vamos a ver el video "La Jota", extraído del programa "RAíCES", de RTVE, programa que se emitía en España sobre los años 70.
Es una buena muestra de lo que el folklore era y es en Montehermoso, una seña de identidad cultural arraigada a lo largo de los tiempos, unas veces mejor interpretada y otras veces no tanto por los lugareños con los no nativos.

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